El pie posee una notable sensibilidad que acusa, de manera especial, al tener que soportar diariamente todo el peso corporal. Su salud y su belleza están muy estrechamente relacionadas, por lo que la pedicura adquiere unas dimensiones que trasciende más allá de un simple tratamiento de estética.
La superficie cutánea del pie recibe infinidad de sensaciones a lo largo de todo el día. Calor, frío, agresión, cansancio, dolor... son algunas de las repercusiones que el pie sufre a diario. Además de todas estas sensaciones, soporta el peso corporal, especialmente si existe un exceso o sobrepeso, así como también deben soportar todas las consecuencias que se derivan de las malas posiciones con que tratamos a esta parte tan delicada de nuestro cuerpo. Un trabajo que exige permanecer de pie durante todo el día , acaba por destrozar los pies y sus plantas, a no ser que se cuide con especial y minuciosa atención el tipo de calzado y el material usado para su realización. Si por el contrario la rutina diaria adopta unas posiciones que exigen estar sentada mas de seis horas al día, también los pies acusan la mala circulación sanguínea y la acumulación de celulitis en la zona de los glúteos o de los muslos. Todas estas razones son 10 suficientemente importantes para darse cuenta de 10 necesario que resulta realizar un completo y eficaz tratamiento de pies, que encuentran su máximo placer en la técnica conocida como Reflexoterapia Podal. Esta es una terapia antiquísima que se basa en el masaje puntual que estimula ciertas zonas del pie, de su planta y de los dedos, que se reflejan en los distintos órganos de todo el cuerpo; masaje que, naturalmente, debe llevar a cabo un profesional. Un masaje lento y profundo, elaborado en base a los conocimientos específicos, permite mejorar muchas disfunciones y alteraciones orgánicas, pero muy especialmente mejoran el estado de los pies. Si además se siguen unos cuidados estéticos de Pedicura tanto estética como cosmética completa, se aseguran unos resultados óptimos en cuanto al estado de la piel, y a la agilidad y ligereza de los pies. El tipo de calzado con el que "vestimos" nuestros pies resulta de vital importancia, así como la ergonomía de las suelas o de las plantillas utilizadas, ya que si oprimen el pie acaban por presionar los dedos, así como provocar dolor entre los cientos de huesecillos que componen el pie y pueden repercutir, con consecuencias funestas, en las malformaciones plantares, en las ungueales o incluso en las articulares. El cuidado de las uñas debe extenderse a la piel que envuelve por completo el pie hasta el tobillo para evitar, de esta manera, la formación de grietas, de las molestas durezas, callosidades y otras alteraciones cutáneas.
UÑAS DE ACRILICO: DECORADAS CON BUGGIES , ENCAPSULADOS